Cualquier intento de clasificar la Iconografía Musical de ámbitos multiculturales, a partir de la observación de los contenidos y la consecuente identificación de aquellos relacionados con una u otra cultura musical (o más de una), necesita conocer a priori qué aspectos se considerarían relacionados con la(s) cultura(s) referida(s) y cuáles no, para intentar identificarlas. Por otro lado, este mismo proceso requiere entender a qué culturas musicales nos referimos, es decir, qué matrices culturales están involucradas y qué aspectos identificables pueden atribuirse a las clases referidas. Tras una cuidadosa observación de los elementos representados en la iconografía estudiada, es posible identificar: a) objetos; b) espacios; c) personajes; y d) actividades, entre otras. Si se entienden como marcadores culturales, se pueden vincular más o menos fácilmente a una determinada etnia, que, a su vez, puede relacionarse con territorios afines, ya sean considerados por su origen o por su ámbito de pertenencia. Después de todo, como afirma Lundberg (2010, p. 31), “para expresar una singularidad étnica específica, la música, la danza y otras formas culturales tienen funciones importantes como marcadores de identidad grupal”. Sin querer ampliar y/o profundizar en exceso los límites de la discusión relacionada con la música en las diversas matrices culturales (presentes o pasadas, ya sean de origen americano, europeo, africano, asiático u oceánico), sus objetos y personajes relacionados, sus prácticas y espacios como marcadores culturales, en la búsqueda de marcos y fundamentos adecuados, en términos generales, para un mejor discernimiento de las clases deseadas, se evaluarán otros conceptos. Después de todo, la acumulación potencial de supuestos subyacentes al sistema de clasificación necesita algunos recordatorios y aclaraciones en su definición conceptual, estructural y de procedimiento.